Me imagino que nadie podría preveer aquel 22 de marzo de 1963 lo que cambiaría el mundo a partir de la publicación en el Reino Unido de un disco que contenía solo unas sencillas canciones interpretadas por unos jóvenes de provincias. Después de todas esas vicisitudes que todo el mundo conoce, y tras varias propuestas para la portada (al final ya sabéis la que se eligió: la del balcón de la segunda planta del edificio de EMI en Londres, realizada por Angus McBean), su LP estaba ya en el mercado.
El espíritu que el disco pretendía recoger no era más que reproducir una de sus actuaciones en directo, mezclando temas propios con otros de sus autores preferidos. Rock'n'roll, energía positiva, frescura, naturalidad, pasión, creatividad, armonía..., todo está ya aquí. No olvidemos este dato: 1963...
Entre las suyas, el álbum contenía canciones como I saw her standing there, un clásico ya del rock (Hace unos días le hicimos un homenaje particular aquí...). Misery, un trabajo de armonías con gancho y vitalidad entre John y Paul. Do you want to know a secret, compuesta por McCartney y Lennon para que la cantase George o la pieza soberbia de trabajo armónico, There’s a place, además de la mítica Love me do, su primer single.
Las no originales provenían, la mayoría, del catálogo escrito originalmente para grupos de chicas de la Costa Este, como Las Shirelles (Boys, que decidieron acertadamente que la cantara Ringo, como en los conciertos, y Baby it’s you, interpretado por John con una sensualidad y sensibilidad soberbias) y Las Cookies (Chains, de Goffin y King, parecía estar hecha para ellos) o de autores favoritos suyos y que utilizaban para su repertorio en los directos, el caso de Anna de Arthur Alexander. La predilección de McCartney por el cabaret salió a la superficie con A taste of honey, que también presenta la primera concesión de Los Beatles al truco contemporáneo de la pista doble; por suerte salió bien y el cambio a un cuatro por cuatro fue un golpe maestro. Cerrando el disco, tal vez la pista más significativa: Twist and shout, de sus admirados Isley Brothers, grabada de un tirón por un John pletórico de facultades (la habían dejado para el final de las grabaciones para que tuviese a punto su voz), atracción para finalizar sus actuaciones y que no pudieron dejar de hacerla durante más de dos años.
Aunque su historia realmente comenzó el día 6 de julio de 1957, cuando se conocieron John y Paul, desde un punto de vista meramente industrial, podríamos afirmar que aquel 22 de marzo comenzó la era pop tal y como la conocemos.
Pd: ... Y hace 21 años nos fuimos a hacernos la misma foto que Los Beatles. Terry Anderson, relaciones públicas de EMI, nos contó que no nos la podíamos hacer porque habían ordenado instalar una mampara de cristal porque eran continuamente molestados por fans con el mismo objetivo que nosotros. No obstante, nos atendió con suma amabilidad...
