
George, como todo guitarrista, adoraba las guitarras. No solo sus distintos y diferenciadores sonidos, como es lógico, sino también sus diseños. Para él eran todo un objeto de culto, nunca mejor dicho. A pesar de todo, el primer instrumento que comenzó a manejar fue una tabla de lavar, cuyo rasgueado con dedales hacía las veces de sección rítmica. Acompañaba a su hermano mayor Peter, que sí tocaba una guitarra, en sus temas skiffle. Pero pronto comienza a mostrar interés por las seis cuerdas. Cautivado por Lonnie Donegan, Scotty Moore (de la banda de Elvis Presley) y, sobre todo, por la Gibson de Bill Haley, comienza su culto a las guitarras dibujando, siempre que sus tareas escolares se lo permitían (o sea, siempre), todas las que aparecían en revistas, discos, etc. Su primera guitarra, comprada a un compañero de colegio, le costó 3 libras…



Michael McCartney, hermano menor de Paul, estaba siempre con su cámara en ristre, fotografiando las andanzas de Los Beatles pero los resultados no eran demasiado afortunados. Su hermano, siempre tan presumido, se ocupó de mejorarlos. Para ello, le compró en Hamburgo una flamante Rollei Magic. A partir de ese momento se podría decir que comienza la historia gráfica de los Fab Four…
Cuando Michael le enseñó esta foto de George, con su peinado a lo Tony Curtis, con toalla al cuello y unas aletas (probablemente se dirigía o venía de una piscina que frecuentaban) a su hermano le preguntó: "¿Qué te parece, eh?". Macca le contestó: "Fantástica, la hice yo".
Otra de las anécdotas que nos contó, durante una visita en 1991 (viejuno que es uno) fue sobre la famosa foto de George con la guitarra de Joe Brown. Resulta que siendo sus teloneros en un festival celebrado en el Tower Ballroom, de New Brighton, George se quedó completamente alucinado con el instrumento (el de seis cuerdas) de Brown, que en aquella época era ya un músico consagrado.

Aprovechando una salida de éste, del camerino, para ir al servicio, llamó corriendo a Michael: “Eh, Mike, corre corre, hazme una foto antes de que vuelva”… Esa es la que encabeza el post. Con el tiempo, una vez que ya Joe se había convertido en un gran amigo y colaborador, George le comentó a Paul que esa era una de sus fotografías favoritas.

Precisamente fue Joe Brown el encargado de cerrar el maravilloso y emotivo concierto homenaje a George, en 2002, con este tema pelospunta total:
Michael McCartney, al margen de su carrera musical, siempre se ha dedicado a la fotografía de manera profesional. En aquellos años, principios de la década de los 90, comenzó a utilizar una técnica de retoques fotográficos llamada silk-screen print, para la cual utilizó sus mejores y mayores tesoros gráficos, exponiendo en las ciudades más importantes del mundo. Uno de esos trabajos era esta foto…

Cuando lo visitamos en su casa de Heswall (cerca de Liverpool) nos enseñó la original y nos preguntó si queríamos que nos hiciera una foto de recuerdo con ella detrás (más arriba una foto de su segunda esposa)…
Y nos la hicimos. El de gafas es el que escribe y el de la izquierda, mi queridísimo amigo e infatigable compañero beatlemano, Pepe Barros.
De todas maneras y a pesar de las emociones que vivimos durante varios viajes a Londres y Liverpool, siempre nos quedará una espinita. Teniendo la oportunidad de conseguir una cita con George, como la conseguimos con todos los que teníamos en la agenda (incluido Paul, aunque no realizada por una, digamos, desafortunada desincronización horaria), nuestro contacto en Liverpool nos pidió por favor que no lo intentáramos con él ("he's different..."). Lo comprendimos, pero ...
¿Lo deberíamos haber intentado?